Desde 2020, la región de África Central y Occidental experimentó una serie de nueve cambios de gobierno, destacando siete golpes militares. Este contexto turbulento culminó en Níger el 26 de julio de 2023 con un golpe de Estado que derrocó al presidente Mohamed Bazoum, en el poder desde abril de 2021 hasta julio de 2023.
Las manifestaciones y discursos antifranceses que siguieron reflejaron la determinación de los nigerinos de poner fin a las relaciones con Francia.
La ruptura con Francia: manifestaciones y demandas
Desde las primeras horas del golpe, los militares en el poder denunciaron y anularon todos los acuerdos con Francia. La retirada anticipada de las tropas francesas, presentes en Níger desde 2014, fue una de las medidas tomadas por Abdourahamane Tiani, presidente del CNSP, y su gobierno. Las manifestaciones de apoyo a la junta militar se multiplicaron con mensajes como «¡Abajo Francia! ¡Francia, vete!», aumentando la indignación de la población.
La embajada de Francia en Níger también fue escenario de protestas, con jóvenes manifestantes tomando por asalto las instalaciones y reemplazando las banderas francesas por rusas y nigerinas. Esta acción afectó las relaciones diplomáticas directas entre los dos países, evidenciando la hostilidad hacia la presencia francesa en territorio nigerino.
La juventud nigerina y sus expectativas
Un gran número de jóvenes nigerinos expresó su apoyo al nuevo régimen, buscando una transición que les garantizara independencia total y abordara problemas sociales como el desempleo, la inseguridad y la corrupción. Este respaldo se basa en la asociación del rechazo a Francia con la resistencia a la CEDEAO, la institución regional que, según ellos, protege a presidentes dictatoriales y amenaza con sanciones a los militares que toman el poder.
La CEDEAO, en su aparente silencio ante los golpes de Estado constitucionales, ha contribuido a la creencia de que solo los golpes militares pueden derrocar regímenes dictatoriales. Thierry Oberle, ex redactor en jefe de Le Figaro, destaca que Francia no tiene motivos para permanecer en Níger si las fuerzas locales no pueden colaborar en la lucha contra los yihadistas. Este análisis plantea la pregunta: ¿es realmente necesaria la presencia francesa en Níger para combatir el terrorismo?
Una ruptura evidente de las fuerzas francesas en Níger
Según reporta Global Voices, las tensiones entre las fuerzas nigerinas y francesas han llegado a un punto crítico, haciendo que la continuación del combate contra los yihadistas desde Níger parezca impracticable. El reclamo generalizado es claro: «Francia debe irse de Níger». La incompatibilidad entre los intereses locales y la presencia francesa se ha vuelto evidente, cuestionando la eficacia de la colaboración en la lucha contra el terrorismo.
En respuesta a las manifestaciones antifrancesas, el bando a favor del expresidente Bazoum, liderado por Hassoumi Massaoudou, exministro de Asuntos Exteriores, acusa al régimen militar de orquestar una manipulación. Propugnan la intervención militar de la CEDEAO, respaldada por Francia, para derrocar al régimen actual y restaurar a Bazoum en el poder. Esta narrativa contradice la perspectiva de la población que ve en estas manifestaciones una genuina expresión de rechazo a la influencia extranjera.
La declaración de Massaoudou refuerza el discurso profrancés y moviliza a los políticos franceses y presidentes africanos en la CEDEAO. Exigen la liberación de Bazoum y amenazan con una intervención militar si no se permite al expresidente retomar sus funciones. Sin embargo, las redes sociales también revelan voces que cuestionan la presencia no solo de Francia, sino también de las tropas estadounidenses en Níger desde 1962.
Retiro de sanciones y un futuro incierto
Seis meses después del golpe, la CEDEAO mantiene sanciones para exigir la liberación de Bazoum, pero no descarta la posibilidad de conversaciones con el régimen militar. La liberación del hijo de Bazoum en enero de 2024 sugiere un posible cambio en la postura de la CEDEAO. La formación de la Alianza de Estados del Sahel (AES) entre Níger, Burkina Faso y Mali presenta una nueva dinámica que puede afectar las relaciones en la región y desafiar la influencia de la CEDEAO.
Si el diálogo entre la CEDEAO y la AES no genera cambios perceptibles, las tensiones podrían aumentar en 2024, polarizando una región donde potencias como Francia, Estados Unidos y Rusia buscan mantener o expandir su influencia. La consolidación de bloques regionales, como la AES, podría representar un desafío significativo para la CEDEAO, cuestionando su credibilidad y su capacidad para gestionar conflictos en la región.



