La reconfiguración de la jornada laboral a cuatro días por semana no es una novedad, pero ha cobrado un nuevo impulso a raíz de un estudio británico que destaca beneficios tangibles tanto para empleados como para empleadores. Este estudio, el más grande de su tipo hasta la fecha, revela una disminución en la intensidad del trabajo y un incremento en la satisfacción laboral, con un efecto «positivo» en las organizaciones participantes según el 100% de los directivos y consejeros delegados entrevistados. «La salud física y mental y el equilibrio entre trabajo y vida personal son significativamente mejores que a los seis meses. Las mejoras en el agotamiento y la satisfacción vital se mantuvieron estables», afirmó Juliet Schor, catedrática de Sociología del Boston College y una de las autoras del informe.
Europa al frente de un cambio que podria ser permanente
El proyecto piloto, que involucró a 61 organizaciones durante seis meses en 2022, concluyó con un 89% de las empresas manteniendo la semana laboral de cuatro días un año después de la prueba, y más de la mitad la han hecho permanente. Los empleados reportaron mejoras notables en su vida personal y un rendimiento laboral elevado, con un 96% afirmando beneficios en su vida fuera del trabajo y un 86% sintiendo que su rendimiento había mejorado. La pandemia de COVID-19 jugó un papel crucial al fomentar la reconsideración global sobre la flexibilidad y los beneficios laborales, poniendo de relieve la posibilidad de trabajar menos días con el mismo salario y prestaciones.
Mientras los sindicatos europeos instan a los gobiernos a adoptar la semana laboral de cuatro días, algunos países ya han comenzado a explorar esta posibilidad. Bélgica, por ejemplo, ha introducido una ley que permite a los empleados compactar su jornada laboral en cuatro días sin reducción salarial. Esta medida busca aumentar la tasa de empleo y sostener el sistema de pensiones y los recortes fiscales futuros. Escocia también ha iniciado un ensayo de semana laboral de cuatro días en algunos servicios públicos, marcando un mes significativo en la experimentación con esta modalidad laboral.
La productividad y el bienestar en el centro
El estudio británico encontró que las empresas reducían la jornada laboral una media de 6,6 horas, resultando en una semana de 31,6 horas. Se constató que los días de descanso completo eran más efectivos que estar «de guardia», subrayando la importancia de un descanso ininterrumpido. Además, la iniciativa ha llevado a un replanteamiento de la carga de trabajo, demostrando que es posible mantener la productividad con una jornada reducida. Este modelo no solo beneficia a los trabajadores en términos de salud mental y física, sino que también ofrece a las organizaciones la posibilidad de atraer y retener talento en un mercado laboral cada vez más competitivo.
A pesar de los resultados prometedores, la implementación de la semana laboral de cuatro días enfrenta desafíos, incluyendo la resistencia de ciertos sectores y la adaptación a diferentes industrias. Sin embargo, el éxito de los proyectos piloto y la creciente demanda por una mejor calidad de vida laboral sugieren que estamos ante el umbral de un cambio significativo en la cultura laboral global. La flexibilidad y la eficiencia se presentan como los pilares de un nuevo paradigma que podría redefinir lo que consideramos como una semana laboral estándar.



