Pasamos gran parte de nuestras vidas en el trabajo, pero la democracia rara vez se encuentra en el ámbito laboral. Thomas Piketty propone una revolución: que los empleados tengan la mitad de los derechos de voto en grandes empresas. Este cambio democratizaría las decisiones empresariales y equilibraría los intereses de propietarios y empleados.
¿Co-determinación para el éxito empresarial?
Piketty argumenta que otorgar a los empleados un papel activo en la toma de decisiones puede hacer que las empresas sean más exitosas a largo plazo. «Nada garantiza que los accionistas sean más aptos para gestionar una empresa o invertir a largo plazo que los empleados», afirma. Esta medida aseguraría que las decisiones no se centren exclusivamente en los intereses de unos pocos, sino en el bienestar general.
El principio de Piketty es simple: a mayor empresa, mayor democracia. En compañías con menos de 10 empleados, los dueños mantienen el control total. A partir del décimo empleado, los trabajadores obtienen la mitad de los derechos de voto. Este enfoque busca ajustar la participación según la magnitud de la empresa, garantizando una representación equitativa en la toma de decisiones.
Fortaleciendo el sistema educativo y el Estado de Bienestar
Piketty considera que el estado de bienestar es una de las mayores conquistas de la humanidad. Propone expandirlo para reducir la desigualdad y mejorar la calidad de vida. Para él, la atención médica gratuita, la educación gratuita y acuerdos colectivos son esenciales. Estos pilares, según Piketty, son clave para construir una sociedad más justa y equitativa.
En su lucha contra la desigualdad, Piketty destaca la importancia de la educación. Él aboga por un sistema educativo público bien financiado y una distribución justa de recursos. Critica sistemas, como el estadounidense, donde las escuelas privadas reciben más fondos que las desfavorecidas. Su llamado es claro: «Todos los niños tienen derecho a la misma inversión educativa».
Derecho universal a ingresos, empleo y herencias justas
Piketty defiende el derecho universal a un ingreso básico que garantice el sustento. Aunque existen programas en varios países, él propone reformas más amplias. Quiere que todos reciban este ingreso, incluidos estudiantes y personas sin hogar. Además, aboga por un empleo garantizado en el sector público o benéfico, asegurando salarios dignos.
La herencia está fuertemente distribuida de una manera desigual. Piketty propone democratizarla con una herencia básica incondicional al cumplir 25 años. Este beneficio, equivalente al 60% de la riqueza promedio del país, se financiaría con impuestos sobre grandes herencias y activos. El objetivo es proporcionar a los jóvenes un inicio más fácil en la vida adulta.
Reforma urgente en la financiación política
Piketty advierte sobre la influencia indebida de corporaciones y supermillonarios en la política. Propone una «prohibición total de donaciones corporativas» y un límite estricto para las contribuciones individuales. Sugiere que cada ciudadano tenga una cuota de financiamiento estatal para asignar a partidos o movimientos políticos, asegurando una participación más igualitaria.
La piedra angular de las propuestas de Piketty es una reforma fiscal integral. Aboga por impuestos progresivos sobre la riqueza, herencias e ingresos elevados. Propone una eliminación de impuestos indirectos como el IVA y la introducción de un impuesto al CO2 progresivo. Su objetivo es simplificar el sistema y garantizar que los más ricos contribuyan significativamente al bienestar de la sociedad.
Piketty: «Socialismo Participativo»
Thomas Piketty define su modelo económico como «socialismo participativo». Su visión busca redistribuir el poder y la riqueza, asegurando que todos tengan una voz equitativa en el futuro del país. En palabras del ex canciller austríaco Bruno Kreisky, «Debemos inundar de democracia todos los ámbitos de la sociedad».
En su propuesta, Piketty moderniza las ideas socialdemócratas, llevándolas más allá para crear un nivel sin precedentes de igualdad y justicia social.
Thomas Piketty recibió su doctorado en economía a la edad de 22 años y se convirtió en profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts a la edad de 26 años. Es el director fundador de la Escuela de Economía de París y también trabaja en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (EHESS). Su investigación se centra en la desigualdad social y en la cuestión de cómo podemos crear un orden económico más justo. En 2014, Piketty publicó El capital en el siglo XXI, que le dio fama mundial.