El legado oscuro de un filántropo que impulsó la venta de rifles AR-15 en EE.UU.

En las afueras de la capilla Healy en el Saint Joseph’s College de Maine, la tragedia marcó profundamente a la comunidad. La bandera ondeaba a media asta mientras la memoria de 18 víctimas asesinadas con rifles de asalto resonaba en la vigilia. La universidad cerró por días, pero lo que muchos omitieron fue la conexión entre la institución y el hombre detrás de la popularización de los rifles de asalto.

El hombre de Maine que transformó un tabú

Richard E. Dyke, un hombre de Maine, fue homenajeado meses antes de la tragedia. Su ascenso desde la pobreza industrial hasta convertirse en filántropo multimillonario fue celebrado. Sin embargo, pocos mencionaron su contribución a la circulación del AR-15, un rifle semiautomático que inicialmente se consideraba tabú para el mercado civil y que hoy, es el más popular entre los ciudadanos que poseen un rifle en Estados Unidos.

Dyke, un empresario astuto, adquirió un fabricante de armas en quiebra por $241,000 y lo convirtió en un imperio de $76 millones que producía 9,000 armas al mes. Bushmaster, la empresa resultante, se convirtió en un actor clave en el controversial mercado de rifles de asalto. El impacto de Dyke trascendió las fronteras de Maine.

El papel crucial de Bushmaster en la tragedia de Lewiston

El nombre de Bushmaster resonó en la trágica historia de Lewiston. En 2002, 10 personas fueron asesinadas con un rifle Bushmaster. Dyke y sus banqueros, en lugar de condenar el incidente, vieron un aumento en la notoriedad de sus productos. Este evento marcó un trágico giro en la historia del AR-15.

La influencia de Dyke se extendió a los niveles más altos del establecimiento militar y político de EE. UU. Sus conexiones políticas, como la senadora Susan Collins, le proporcionaron oportunidades de ingresos. Collins elogió a Dyke como un defensor de las pequeñas empresas, pero su relación plantea preguntas sobre la responsabilidad ética en la política.

El nacimiento de Bushmaster y la popularización del AR-15

Dyke, hijo de Maine, creció en tiempos difíciles. Su ascenso desde la pobreza de Wilton hasta convertirse en un magnate fue extraordinario. Inició una serie de negocios, desde una posada en Antigua hasta un asilo de ancianos en Maine. Sin embargo, su incursión en la industria de armas marcó un punto de inflexión.

La incursión de Dyke en el mundo de las armas comenzó cuando un amigo le planteó la idea de fabricar armas. Dyke, visionario y emprendedor, vio una oportunidad en el mercado de rifles de asalto. Bushmaster, bajo su liderazgo, lanzó el AR-15 y otros productos que pronto se convertirían en sinónimos de controversia y tragedia.

Expansión y controversias: el camino de Bushmaster

Bushmaster se enfrentó a desafíos tempranos, desde problemas de producción hasta la crítica de la comunidad federal mexicana. A pesar de los obstáculos, Dyke y su equipo lograron consolidar a Bushmaster como un actor clave en el mercado de armas. Sin embargo, la controversia y la tragedia siempre estuvieron a la vuelta de la esquina.

El cambio de milenio trajo consigo la paranoia del Y2K. Bushmaster aprovechó la oportunidad, vendiendo rifles Y2K en medio del temor a un colapso tecnológico. La estrategia funcionó, y las ventas se dispararon, pero la compañía también enfrentó críticas por capitalizar el miedo de la sociedad.

A pesar de su éxito, Bushmaster enfrentó desafíos legales y financieros. Dyke, a quien se le atribuye el renacimiento de la empresa, también fue criticado por su estilo de gestión y por beneficiarse personalmente de los negocios de armas. El trágico tiroteo de Sandy Hook marcó el declive de Bushmaster y dejó un legado cuestionable.

Redacción Ruspost
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