La reciente revelación de casos de científicos que compran autorías de artículos publicados en revistas especializadas en los que no participaron ha generado un escándalo en Perú, proyectando inquietud en toda la región.
Este fenómeno destapa una práctica oscura que cuestiona la integridad del sistema de evaluación y publicación científica.
Compras de autorías: un problema global
En Perú, una investigación del programa Punto Final expuso cómo centenares de académicos de universidades pequeñas y medianas estaban involucrados en la compraventa de autorías. El periodista José Miguel Hidalgo se infiltró en el grupo de WhatsApp «Publiscopus», descubierto por la base de datos científica SCOPUS. Este grupo ofrecía diariamente «convocatorias de coautores» a cambio de pagos, revelando la vulnerabilidad del sistema.
La investigación periodística no se limita a la región latinoamericana. El médico e investigador Percy Mayta-Tristán descubrió cuentas de Twitter indias y pakistaníes que ofrecían este servicio. Nahuel Monteblanco, presidente del grupo cientificos.pe, asegura que estas redes se extienden por toda la región, destacando vínculos sospechosos entre investigadores ecuatorianos e iraquíes.
En la mira de estas investigaciones se encuentra el investigador indio Gunasekaran Manogaran, quien, según el diario español El País, orquestó una megafábrica de estudios. Esta fábrica vendía autorías a investigadores asiáticos ansiosos por publicar en revistas prestigiosas. El ingeniero británico Nick Wise estima que este grupo logró colar 1.250 estudios en medio centenar de revistas, revelando la magnitud del problema.
La investigación de Mayta-Tristán también destapó una organización en Costa Rica, manejada por personas de Venezuela, dedicada a la «asesoría» de tesis y artículos. En Brasil, empresas ofrecen servicios para la confección de trabajos académicos, disertaciones y tesis de doctorado. Estas prácticas fraudulentas comprometen la integridad del sistema académico en América Latina.
Consecuencias en la evaluación científica
El sistema de evaluación científica actual contribuye a la complejidad del escenario. La consolidación de un sistema de evaluaciones opaco y la proliferación de revistas internacionales dificultan la detección de fraudes. Guillermo Simari, experto en inteligencia artificial, advierte que algunos investigadores eligen prácticas no éticas para cumplir con las demandas de publicación.
El biólogo peruano Rodomiro Ortiz aboga por un cambio en la forma de medir la productividad científica. Propone financiar las mejores ideas en lugar de cuantificar publicaciones. Iniciativas como el Manifiesto de Leiden proponen complementar los índices cuantitativos con juicios valorativos de expertos, considerando la relevancia local de las investigaciones.
Desafíos y soluciones en el sistema científico
El aumento de la frecuencia y números especiales de las revistas internacionales, sumado a la complejidad del sistema de evaluación, plantea desafíos al sistema científico actual. La democratización del acceso abierto a revistas y repositorios podría contribuir a una circulación más justa del conocimiento científico, evitando depender exclusivamente de la cuantificación de publicaciones y citas.
La compraventa de autorías de investigaciones revela un problema sistémico en el mundo científico, no limitado a una región específica. La falta de transparencia en las evaluaciones, la presión por la cantidad de publicaciones y la vulnerabilidad de los sistemas de incentivos contribuyen a la proliferación de prácticas fraudulentas. La ciencia debe evolucionar hacia un modelo más ético y transparente para mantener su integridad y relevancia.
Vía: SciDev



