Hace unos días, se resolvieron aspectos cruciales en la antigua disputa territorial entre Guyana y Venezuela sobre el Esequibo, una región de 159,500 km2 al oeste del río del mismo nombre. La historia de esta contienda se remonta al laudo arbitral de París en 1899, que adjudicó la zona a Guyana. Sin embargo, el 1 de diciembre, la Corte Internacional de Justicia emitió una orden provisional, pidiendo a ambas naciones no agravar las condiciones en torno al caso.
Guyana interpretó la orden de la corte como una victoria, esperando así evitar acciones agresivas por parte de Venezuela. Mientras tanto, este último llevó la disputa a referéndum público el 3 de diciembre. A pesar del respaldo general de los venezolanos, la participación en la votación fue mínima, generando dudas sobre la legitimidad de los resultados.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela insistió en que más de 10 millones de votantes participaron, pero analistas y defensores de los derechos humanos cuestionan este número. Las dudas aumentaron cuando el SEBIN arrestó a líderes opositores y periodistas, acusándolos de conspirar contra el referéndum.
Venezuela desafía la orden de la corte
Después del referéndum, el presidente Maduro dio un giro significativo. Mostró un nuevo mapa «oficial» de Venezuela, nombró un gobernador para la región del Esequibo y ordenó a empresas desalojarla en tres meses. Estas acciones desafiaron la orden de la Corte Interamericana de Justicia, prohibiendo actividades que complicaran la controversia fronteriza.
El presidente de Guyana, Irfaan Ali, en una entrevista con CBS News, cuestionó la narrativa de que Venezuela no participó en el proceso legal. Guyana está decidida a no ceder territorio y ha buscado apoyo internacional, incluyendo a Estados Unidos, Brasil, Reino Unido y Francia. La situación preocupa a Ali, quien expresó la necesidad de «prepararse para lo peor».
Diplomacia y preparativos militares en Guyana
Guyana está tomando «medidas preventivas», manteniendo sus fuerzas armadas en alerta total y recurriendo a aliados como Estados Unidos. La Administración de Maduro busca aprobar una ley orgánica en la Asamblea Nacional de Venezuela para defender lo que llaman «Guyana Esequiba». La OAS, la Commonwealth y otros respaldan a Guyana, pero la situación preocupa a la región.
El 8 de diciembre, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas debatió la situación, pero no tomó acciones inmediatas. La posición general es respetar el derecho internacional. La incertidumbre ha llevado a los cibernautas regionales a seguir de cerca la crisis, mientras se realizan operaciones de vuelo militar estadounidenses sobre Guyana.
Diversos puntos de vista surgen en la región. Algunos cibernautas en Jamaica reflexionan sobre la presencia militar de Estados Unidos. En Trinidad y Tobago, se destacan las consecuencias potenciales para las islas circundantes, y desde ahí, se plantea la posibilidad de refugiados de Guyana uniéndose a los de Venezuela.
Desafíos para Guyana en el escenario internacional
La comunidad internacional sigue de cerca la situación, con el secretario de Estado, Anthony Blinken, expresando apoyo a la soberanía de Guyana. A pesar de que la diplomacia es la primera línea de defensa, Guyana se prepara para enfrentar cualquier eventualidad.
La disputa territorial entre Guyana y Venezuela despierta preocupación global. Las acciones recientes desafían acuerdos internacionales y ponen a prueba la estabilidad en la región. La comunidad internacional observa con atención mientras ambos países se enfrentan a un futuro incierto.
Vía: Global Voices



