Javier Milei, el nuevo presidente de Argentina, comenzó su mandato rompiendo una tradición republicana, al no dar el discurso habitual ante la Asamblea Legislativa. En cambio, se dirigió directamente a la multitud congregada a las puertas del Congreso Nacional, anunciando un drástico ajuste económico desde el primer momento de su mandato.
Cristina Kirchner en un papel protagónico durante la asunción de Milei
La ceremonia de asunción destacó por el inusual protagonismo de Cristina Kirchner, la ex vicepresidenta. Vestida de rojo intenso, Kirchner dio órdenes al recibir a Milei en el Palacio Legislativo, marcando un contraste con el presidente saliente, Alberto Fernández, a quien no dedicó ni una mirada.
La ex presidenta mantuvo breves conversaciones con el nuevo presidente y bromeó sobre detalles del bastón simbólico entregado a los presidentes. La escena reveló tensiones y desencuentros políticos en la transición de poder, inaugurando una nueva etapa en la política argentina.
La llegada de Javier Milei al poder representa más que un cambio de era; es un cambio de paradigma en la política argentina. Durante décadas, la visión predominante fue que lo esencial comenzaba y terminaba en el Estado. Sin embargo, la victoria arrolladora de Milei en las elecciones reveló una perspectiva diferente.
La Argentina de Milei busca dejar atrás décadas de intervencionismo estatal, proponiendo un enfoque más liberal y orientado al mercado. Este cambio de rumbo plantea desafíos significativos, pero también promete un nuevo horizonte de crecimiento, desarrollo, libertad y progreso para el país.
Milei anuncia un drástico ajuste económico: ‘No hay plata’
Javier Milei, en su discurso directo a la multitud, anunció un severo paquete de ajuste económico, estimado en aproximadamente el 5% del PIB, unos 25.000 millones de dólares. Su mensaje central fue claro: «No hay plata». Este anuncio marca el tono de su presidencia y plantea interrogantes sobre cómo enfrentará la crisis económica.
Fiel a su pasión por la economía, Milei ofreció un discurso técnico, hablando de «pasivos consolidados» y «política monetaria». Enfatizó que la descontrolada emisión monetaria durante el gobierno anterior «no es gratis» y anticipó las consecuencias: «¡Lo vamos a pagar con inflación!»
Milei destacó la urgencia de abordar el déficit fiscal y propuso un ajuste fiscal de cinco puntos del PIB, centrado principalmente en el sector público. Sus declaraciones muestran su compromiso con una gestión económica responsable y su determinación para evitar una crisis hiperinflacionaria.
El encuentro con Zelenski y el mensaje internacional de Milei
Antes de dirigirse a la multitud, Milei tuvo una breve conversación con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski. Este encuentro destaca la importancia de las relaciones internacionales en el nuevo gobierno argentino y sugiere posibles alianzas estratégicas.
En su discurso, Milei proclamó el inicio de una nueva era en Argentina, marcando el fin de décadas de decadencia. Declaró: «Hoy enterramos décadas de fracaso, peleas intestinas y discusiones sin sentido». Estas palabras reflejan su visión de un cambio radical y la necesidad de superar divisiones para construir un futuro próspero.
Durante su discurso, Milei recordó la historia de Argentina como un «faro de Occidente» y la tierra de oportunidades para inmigrantes. Sin embargo, señaló que el país perdió su rumbo al adoptar «teorías empobrecedoras del colectivismo». Su compromiso es restaurar la grandeza perdida y llevar a Argentina hacia un futuro de crecimiento y progreso.
Argentina bajo el mandato de Milei: un punto de no retorno
El nuevo presidente advirtió sobre la difícil herencia económica recibida, calificándola como la peor en la historia del país. Milei insistió en que no hay solución viable sin abordar el déficit fiscal y anunció medidas drásticas para evitar una catástrofe económica que podría llevar la pobreza por encima del 90%.
En su discurso, Milei subrayó la voluntad de cambio que considera irreversible. Con un tono enérgico, declaró: «No hay vuelta atrás». Este título destaca la determinación del nuevo presidente para marcar un punto de no retorno en la historia de Argentina, apostando por un futuro transformador.



