En los últimos tiempos, la captura de carbono se ha convertido en el centro de atención. Empresas como Chevron Corp. se embarcan en la construcción de tecnologías para capturar dióxido de carbono de las chimeneas, mientras que otras, como Microsoft Corp., invierten en nuevas empresas que extraen directamente este gas de la atmósfera. A pesar de la presión de gobiernos y activistas climáticos para que las empresas eliminen sus emisiones, surge la duda de si fuentes como la energía solar, eólica y las baterías pueden lograrlo por sí solas.
Enfocados en la captura: inversiones y desafíos
En particular, los Estados Unidos han dirigido sus esfuerzos hacia el impulso de la captura de carbono, con el Departamento de Energía invirtiendo miles de millones de dólares en esta tecnología, respaldados por atractivos créditos fiscales en la Ley de Reducción de la Inflación para desarrolladores de proyectos.
A pesar de este impulso, la tecnología enfrenta oposición creciente, especialmente por la participación de la industria de combustibles fósiles, generando temores de que la captura de carbono pueda prolongar la extracción de petróleo y gas, más que ayudar a combatir el cambio climático.
El dilema: ¿cuándo y cómo utilizar la captura de carbono?
La pregunta crucial que se plantea es: ¿cuándo deberíamos utilizar la captura de carbono? Existen dos enfoques principales: la captura y almacenamiento de carbono en puntos específicos y la captura directa de aire. La primera se centra en capturar CO2 en chimeneas industriales, mientras que la segunda extrae CO2 ya emitido en el aire. La utilidad real de la captura de carbono, según Ben Grove de la Clean Air Task Force, radica en abordar emisiones difíciles de reducir, como las del sector del cemento, responsable del 8% de las emisiones globales.
Sectores como la producción de cemento, donde parte de las emisiones son «fundamentales para el proceso», según Emily Grubert de la Universidad de Notre Dame, plantean un desafío significativo. Aunque hay iniciativas para descarbonizar el cemento, la mayoría de las técnicas aún no están listas para la comercialización a gran escala. La siderurgia también presenta obstáculos, y retrofitar plantas con tecnología de captura de carbono podría ser más efectivo que otras opciones, según BloombergNEF. Sin embargo, la ciencia señala que la captura de carbono no debería ser la elección cuando hay alternativas como las energías renovables disponibles.
A pesar de las tensiones, la industria de petróleo y gas respalda la captura de carbono, con la intención de aplicarla en plantas de energía y refinerías. Jennifer Wilcox del Departamento de Energía sugiere que en plantas de gas natural recientemente agregadas, la captura de carbono puede proporcionar estabilidad y confiabilidad a las comunidades. Sin embargo, investigaciones sugieren que, desde una perspectiva económica, puede no tener sentido, con estudios que indican que la generación de electricidad con captura de carbono podría ser más costosa que alternativas como energía renovable.
El desafío de escalar
Los científicos advierten que, para mediados de siglo, será necesario eliminar miles de millones de toneladas de CO2 anualmente para limitar el calentamiento global a niveles seguros. La capacidad actual de captura de carbono a nivel mundial está en miles de toneladas por año, lo que implica una expansión masiva. Sin embargo, la implementación de esta tecnología debe ir de la mano con la descarbonización de la economía. Vanessa Suarez de Carbon180 enfatiza que «la reducción de emisiones es la prioridad número uno», destacando la necesidad de abordar las emisiones acumuladas a lo largo de dos siglos.
Otro punto de preocupación es el destino del CO2 capturado. Existe el temor de que se utilice para mantener el statu quo en lugar de contribuir a la reducción significativa de emisiones. Aunque la mayoría de los proyectos de captura directa de aire planean almacenar CO2 bajo tierra, un 19% se utilizará como materia prima para combustibles sostenibles de aviación. Dada la limitada cantidad de opciones para la descarbonización de la aviación, utilizar CO2 capturado para combustible puede tener sentido. Sin embargo, Jonathan Foley de Project Drawdown sugiere que la captura de carbono debe aplicarse a una escala pequeña debido a sus costos elevados en comparación con la transición a fuentes de energía renovable.
La industria de combustibles fósiles: diferentes propósitos para el CO2
La industria de combustibles fósiles tiene planes distintos para el CO2 capturado. En lugar de convertirlo en combustibles sintéticos, quieren inyectarlo en campos petroleros para impulsar la recuperación mejorada de petróleo (EOR). Aunque esta técnica existe desde la década de 1970, varias compañías petroleras buscan expandirla. Ocurre que alrededor del 8% del CO2 capturado se utilizará para EOR, según BloombergNEF. Algunas startups de captura directa de aire, como Climeworks y Heirloom, se oponen a utilizar el CO2 para extraer más combustibles fósiles, abogando por el almacenamiento permanente bajo tierra.
Con el aumento del interés impulsado por incentivos fiscales y la inversión gubernamental, se vuelve crucial establecer reglas claras. Vanessa Suarez, que trabaja en un proyecto de captura de carbono patrocinado por el Departamento de Energía, destaca la importancia de establecer «límites de gestión de carbono responsables» a medida que la industria crece. A medida que más empresas ingresan al negocio de la limpieza de CO2, es necesario implementar guardrails para garantizar que la captura de carbono se utilice de manera responsable y contribuya realmente a la mitigación del cambio climático.
El futuro de la captura de carbono se presenta como un desafío global que demanda decisiones informadas y equilibradas. Aunque la tecnología tiene el potencial de ser una herramienta crucial en la lucha contra el cambio climático, su implementación y los destinos asignados al CO2 capturado plantean interrogantes importantes. A medida que la industria avanza, es esencial abordar las preocupaciones éticas, económicas y medioambientales para garantizar que la captura de carbono no solo sea una tendencia, sino una solución efectiva y responsable para un futuro sostenible.