En el corazón de São Paulo, Brasil, Benetita, una profesora jubilada, descubrió una nueva esperanza para combatir la depresión a través de mensajes de WhatsApp. Al participar en un estudio que utilizaba esta plataforma digital para reducir los síntomas depresivos en adultos mayores, Benetita comenzó a reconectar con su pasado profesional y a recuperar su autoestima. «Me di cuenta de que había ayudado a mucha gente y enseñado muchas cosas buenas a mis alumnos», comenta, destacando el impacto positivo de estos mensajes en su bienestar.
El estudio, realizado en el municipio de Guarulhos, involucró a 603 personas mayores de 60 años con síntomas de depresión moderada o grave. De estos participantes, el 74.8% eran mujeres y el 25.2% hombres, todos registrados en 24 clínicas de atención primaria del sistema público de salud. Los investigadores, utilizando la prueba PHQ-9 para medir la presencia y gravedad de la depresión, dividieron aleatoriamente a los participantes en dos grupos: uno de intervención y otro de control.
Intervención con mensajes digitales
Los 298 individuos del grupo de intervención recibieron mensajes de WhatsApp dos veces al día, cuatro días a la semana, durante seis semanas. Estos mensajes contenían contenidos educativos sobre la depresión y técnicas de terapia conductual. Dado que muchos participantes eran analfabetos o semianalfabetos, los mensajes se enviaban en forma de audios e imágenes, con una duración máxima de tres minutos. Los mensajes, leídos por actores bajo los seudónimos Ana y Léo, evolucionaron desde la educación básica sobre la depresión hasta consejos prácticos para la activación conductual y la prevención de recaídas.
Tras seis semanas, los resultados mostraron que el 42.4% de los participantes en el grupo de intervención experimentaron una mejora en sus síntomas de depresión, en comparación con el 32.2% en el grupo de control. Según la psicóloga Marcia Scazufca de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo, quien es coautora del estudio publicado en Nature Medicine, «La diferencia puede parecer pequeña, pero dado el bajo costo y el alcance potencial de la estrategia, esos diez puntos porcentuales podrían representar millones de personas beneficiadas».
Un modelo replicable
El éxito del programa en Guarulhos sugiere que esta estrategia podría implementarse en otros países con condiciones socioeconómicas similares o peores. «Nuestros resultados son especialmente relevantes en un país de ingresos medios como Brasil, donde el número de personas mayores está aumentando rápidamente y los servicios de salud mental son escasos», explica Scazufca. El bajo costo y la facilidad de implementación del programa lo hacen una opción viable para regiones donde el tratamiento convencional es inaccesible.
La gerontóloga Ana Cláudia Bonilha, de la startup International School of Game (ISGAME), no participó en el estudio, pero coincide con Scazufca sobre el potencial de las tecnologías digitales como herramientas de estimulación cognitiva para personas mayores. «Estas iniciativas hacen que las personas se sientan más útiles y dinámicas, permitiéndoles entrar en un mundo al que hasta entonces no pertenecían», comenta Bonilha en conversación con SciDev. Esta interacción puede tener un impacto positivo en la cognición, reduciendo el riesgo de enfermedades como la depresión y el Alzheimer.
Desafíos y limitaciones
El médico Nivaldo Carneiro Junior, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Santa Casa de São Paulo, reconoce el potencial del uso de WhatsApp para mejorar los síntomas de la depresión en ancianos, pero advierte sobre las limitaciones de acceso a internet, especialmente para aquellos que viven solos o en zonas periféricas. «Eso puede dificultar el uso de esa estrategia en larga escala en otras ciudades del país», señala.
El estudio realizado en Guarulhos abre nuevas posibilidades para el tratamiento de la depresión en adultos mayores a través de plataformas digitales como WhatsApp. Aunque aún existen desafíos para su implementación a gran escala, los resultados iniciales son prometedores y sugieren que, con las adaptaciones adecuadas, esta estrategia podría replicarse en otros contextos socioeconómicos, beneficiando a millones de personas en todo el mundo.



