El precio oculto de la inteligencia artificial: La preocupante cantidad de agua que consume ChatGPT

La inteligencia artificial (IA) ha transformado nuestra forma de interactuar con la tecnología, pero su impacto ambiental sigue siendo motivo de preocupación. Más allá de la energía requerida, el consumo de agua asociado a modelos como ChatGPT ha alcanzado cifras alarmantes, cuadruplicando estimaciones previas de expertos. Desde el entrenamiento de los modelos hasta su uso diario, la IA enfrenta un desafío crucial: equilibrar su avance tecnológico con la sostenibilidad ambiental.

Chatbots y su costo ambiental: ¿Por qué el agua es clave?

Un chatbot como ChatGPT es un asistente virtual diseñado para interactuar con los usuarios en lenguaje natural, simulando una conversación humana. Sin embargo, esta tecnología no es gratuita en términos de recursos. El funcionamiento de la IA depende de servidores ubicados en centros de datos que procesan grandes cantidades de información. Estos centros generan un calor significativo, lo que exige sistemas de refrigeración que dependen del agua potable.

De acuerdo con Infobae, la refrigeración por evaporación, utilizada en muchos centros de datos, implica que el agua no puede reutilizarse. Esto agrava el problema, ya que el agua utilizada debe ser tratada para evitar daños a los servidores.

El impacto de GPT-3 y GPT-4 en cifras

Investigaciones recientes arrojan datos alarmantes sobre el consumo de agua de los modelos de lenguaje. Un estudio realizado por la Universidad de California en octubre de 2023 reveló que el entrenamiento y uso de modelos como GPT-3 y GPT-4 requieren cantidades significativas de agua:

  • GPT-3: Para generar entre 10 y 50 respuestas, utiliza aproximadamente 500 ml de agua, dependiendo de la complejidad de las consultas.
  • GPT-4: Según The Washington Post, crear un correo electrónico de 100 palabras con GPT-4 consume 519 ml de agua, equivalente al contenido de una botella pequeña.

Si consideramos el uso global de estos modelos, el consumo acumulativo alcanza proporciones alarmantes.

El problema global del agua y la IA

El consumo de agua de los centros de datos adquiere una dimensión más preocupante cuando se analiza en un contexto global. Muchos de estos centros están ubicados en regiones con estrés hídrico, donde el agua ya es un recurso limitado.

A medida que la IA avanza y la demanda por estos servicios aumenta, es fundamental considerar cómo la expansión de estas tecnologías afecta a comunidades que enfrentan dificultades para acceder al agua potable. Este aspecto, a menudo ignorado, resalta la necesidad de abordar la huella hídrica como una prioridad en el desarrollo tecnológico.

Medidas hacia un futuro más sostenible

A medida que la IA evoluciona, también lo hacen las estrategias para mitigar su impacto ambiental. Algunas empresas están implementando innovaciones para reducir su huella hídrica:

  • Google utiliza un sistema de IA que optimiza la refrigeración de sus centros de datos, logrando una reducción del 40% en consumo energético.
  • Digital Realty recurre a agua no potable, como agua de lluvia, para sus procesos de enfriamiento.
  • Iceotope ha desarrollado un sistema de refrigeración líquida de precisión que elimina la necesidad de agua potable.

Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer, ya que Estados Unidos, líder mundial en centros de datos, alberga más de 5.000 instalaciones, con proyecciones que indican un consumo de agua equivalente al de 500.000 personas en los próximos años.

El impacto ambiental de la inteligencia artificial no puede ignorarse. Aunque modelos como ChatGPT ofrecen innumerables beneficios, su costo en términos de recursos hídricos plantea preguntas urgentes sobre la sostenibilidad de su uso.

Empresas, gobiernos y usuarios deben trabajar juntos para fomentar tecnologías más eficientes, optimizar algoritmos y priorizar ubicaciones con acceso sostenible al agua. Solo con un enfoque consciente y colaborativo podremos garantizar que el avance tecnológico no comprometa los recursos esenciales de nuestro planeta.

Porque cada consulta cuenta, tanto en bytes como en gotas.

Catalina Orellana
Catalina Orellana

¡Hola! soy Catalina Orellana, tengo 25 años y soy estudiante de periodismo. Me apasionan los medios de comunicación y saber que es lo que está sucediendo en la actualidad. Me gusta hablar de temas relacionados al área de la cultura y sostenibilidad. Algunos de mis hobbies son ver series y escuchar podcasts.
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