El equipo de investigación dirigido por Edgard Camarós, investigador del Departamento de Historia de la Universidade de Santiago de Compostela (USC), ha descubierto evidencias sorprendentes que sugieren intentos de tratar el cáncer en el antiguo Egipto. Este descubrimiento proviene del análisis de un cráneo que presenta marcas de corte alrededor de crecimientos cancerígenos, lo que podría indicar que los antiguos egipcios realizaron intervenciones quirúrgicas para explorar o tratar tumores hace más de 4.000 años.
Una nueva perspectiva en la historia de la medicina
«Este hallazgo es una prueba única de cómo la medicina egipcia antigua intentaría tratar o explorar el cáncer hace más de 4.000 años», comentó Camarós. El estudio, publicado en Frontiers in Medicine, ofrece una perspectiva extraordinaria sobre la historia de la medicina. Camarós y su equipo analizaron dos cráneos conservados en la colección Duckworth de la Universidad de Cambridge: uno perteneciente a un hombre de entre 30 y 35 años (cráneo 236) y otro a una mujer de más de 50 años (cráneo E270).
El cráneo 236 mostró una lesión significativa consistente con una neoplasia, además de aproximadamente 30 lesiones metastásicas pequeñas y redondas dispersas por el cráneo. La observación microscópica reveló marcas de corte alrededor de estas lesiones, probablemente hechas con un instrumento metálico afilado. «Parece que los antiguos egipcios realizaron algún tipo de intervención quirúrgica relacionada con la presencia de células cancerosas», explicó Albert Isidro, coautor del estudio y cirujano oncológico del Hospital Universitario Sagrat Cor.
Habilidades médicas del antiguo Egipto
Históricamente, se sabe que los antiguos egipcios eran expertos en medicina para su época, capaces de identificar, describir y tratar diversas enfermedades y lesiones traumáticas. También eran conocidos por construir prótesis y realizar obturaciones dentales. Sin embargo, aunque intentaron abordar enfermedades complejas como el cáncer, estos esfuerzos reflejan los límites de su conocimiento médico.
El cráneo E270 también mostró una gran lesión consistente con un tumor canceroso que llevó a la destrucción ósea, indicando que el cáncer no es exclusivamente una enfermedad moderna. El cráneo presenta dos heridas curadas de lesiones traumáticas, lo que sugiere que el individuo pudo haber recibido tratamiento y sobrevivido. La presencia de estas heridas en una mujer plantea preguntas sobre su posible participación en actividades bélicas, un hallazgo inusual que desafía las percepciones tradicionales del papel de las mujeres en el pasado.
Desafíos en la investigación paleopatológica
El estudio de restos óseos antiguos enfrenta múltiples retos debido a la incompletitud y falta de historia clínica detallada de los restos. «En arqueología, se trabaja con una parte fragmentada del pasado, lo que complica un enfoque preciso», señalaron los investigadores. A pesar de estas limitaciones, este estudio ofrece una nueva perspectiva y establece una base alentadora para futuras investigaciones en el campo de la paleooncología.
«Este estudio contribuye a un cambio de perspectiva y establece una base alentadora para futuras investigaciones en el campo de la paleooncología, pero serán necesarios más estudios para desvelar cómo las sociedades antiguas trataron el cáncer», concluyó Camarós. Los hallazgos abren nuevas líneas de investigación sobre cómo las sociedades antiguas enfrentaban enfermedades complejas, destacando la sofisticación y los límites del conocimiento médico de civilizaciones como la egipcia.
El descubrimiento de posibles tratamientos contra el cáncer en el antiguo Egipto no solo es un testimonio de la avanzada medicina de esta civilización, sino que también nos invita a reflexionar sobre la evolución del conocimiento médico a lo largo de la historia. Estos hallazgos no solo enriquecen nuestra comprensión del pasado, sino que también ofrecen una perspectiva más amplia sobre los continuos esfuerzos humanos para enfrentar enfermedades devastadoras.