Desde hace décadas, los científicos han intentado desentrañar los misterios que rodean a los dinosaurios, incluida su inteligencia y comportamiento. Los hallazgos sobre la anatomía cerebral de estos antiguos reptiles han sido clave para inferir sus capacidades cognitivas y estilo de vida. Sin embargo, un estudio reciente ha desafiado una afirmación previamente aceptada sobre la inteligencia del Tyrannosaurus rex.
En 2023, la neuróloga Suzana Herculano-Houzel sorprendió a la comunidad científica al sugerir que los grandes dinosaurios carnívoros, como el T. rex, podrían haber sido más inteligentes de lo que se creía. Según su investigación, estos reptiles podrían haber exhibido comportamientos similares a los de los primates, incluida la capacidad para fabricar herramientas y desarrollar comportamientos culturales.
Un nuevo estudio arroja dudas
Sin embargo, un equipo de investigadores liderado por Kai Caspar, Cristian Gutierrez-Ibanez y Grant Hurlburt ha cuestionado estas afirmaciones. En un estudio publicado en The Anatomical Record, examinaron las técnicas utilizadas para estimar el tamaño del cerebro y el número de neuronas en los dinosaurios, especialmente en el T. rex. Sus hallazgos sugieren que las conclusiones previas sobre la inteligencia de estos animales podrían haber sido exageradas.
El estudio identificó que las estimaciones del tamaño del cerebro y el recuento de neuronas en los dinosaurios, basadas en moldes endocraneales, son poco confiables. Ornella Bertrand, coautora del estudio, advierte que «los recuentos de neuronas no son buenos predictores del rendimiento cognitivo». Por lo tanto, utilizar estos datos para inferir la inteligencia en especies extintas puede conducir a interpretaciones engañosas.
El T. rex: Más similar a los reptiles actuales
Según los nuevos datos, el T. rex y otros dinosaurios no eran tan inteligentes como los primates, como se había sugerido anteriormente. En cambio, su comportamiento se asemejaba más al de los reptiles modernos, como cocodrilos y lagartos. Darren Naish, paleontólogo de la University of Southampton, señala que «nuestro estudio muestra cómo todos los datos disponibles van en contra de la idea de que eran tan inteligentes como los simios».
Kai Caspar, uno de los investigadores principales, enfatiza la importancia de una visión matizada en la investigación de los dinosaurios. Argumenta que se necesitan múltiples líneas de evidencia, incluida la anatomía esquelética, la histología ósea y los rastros fósiles, para reconstruir de manera sólida la biología de estas criaturas prehistóricas.
La fascinación por los dinosaurios persiste en el público en general, pero es crucial abordar estas cuestiones con rigor científico. Si bien la idea de un T. rex inteligente puede resultar emocionante, los datos disponibles sugieren una imagen más cercana a la de un reptil grande y astuto, en lugar de un depredador cerebralmente sofisticado.
