En el vertiginoso mundo digital actual, donde el uso de pantallas se ha vuelto omnipresente, muchos enfrentan problemas oculares, especialmente el síndrome del ojo seco. El profesor Jacobo García Queiruga, junto con Belen Sabucedo Villamarín, investigador predoctoral en Medicina Molecular, abordan esta preocupante tendencia.
Pantallas y ojos secos: una relación creciente
El aumento de pacientes con molestias oculares después de largas horas frente a pantallas es evidente en las consultas. Entre los síntomas más comunes se encuentran la irritación, el picor y la sensación de sequedad ocular, indicativos de la enfermedad del ojo seco. Este afecta a un amplio rango, del 5 % al 50 % de la población mundial.
En la Universidade de Santiago de Compostela, se llevó a cabo un estudio revelador con estudiantes universitarios. Durante la pandemia de COVID-19, aquellos expuestos a clases mixtas (presenciales y telemáticas) mostraron síntomas más severos de sequedad ocular. El aumento del tiempo frente a las pantallas se correlacionó directamente con la intensidad de los síntomas.
¿Por qué las pantallas afectan la salud ocular?
El uso excesivo de pantallas afecta el ritmo natural del parpadeo, reduciendo la cantidad y aumentando los parpadeos incompletos. Esta alteración impide una distribución adecuada de la lágrima en la superficie ocular. Además, la luz proyectada por las pantallas eleva la temperatura ocular, aumentando la evaporación de la lágrima. Estos factores contribuyen al desarrollo del síndrome del ojo seco.
La salud ocular depende de varios elementos, como los párpados, la lágrima, la córnea y la conjuntiva. La lágrima, esencial para hidratar el ojo, se compone de dos capas: una acuosa y proteica, y otra de grasa. Alteraciones en cualquiera de estas capas pueden desencadenar molestias oculares al afectar la distribución adecuada de la lágrima.
¿Cómo saber si sufres de ojo seco?
No todas las molestias oculares indican ojo seco, según la guía de la Tear Film & Ocular Surface Society. Además de síntomas como sequedad, picor y quemazón, se necesitan signos de daño en la superficie ocular para un diagnóstico. Profesionales de la visión deben evaluar si hay daño y determinar las medidas necesarias.
Reducir el tiempo frente a las pantallas puede ser difícil en ciertos trabajos, pero al seguir ciertas recomendaciones, se pueden disminuir las molestias. Uno de los aspectos clave es la disposición de la pantalla y su altura. Mantenerla por debajo de la posición primaria de mirada reduce la exposición ocular y la apertura de los párpados.
Regla 20-20-20 y descansos puntuales
Tomar descansos regulares es fundamental. La regla 20-20-20, que sugiere mirar objetos alejados durante 20 segundos por cada 20 minutos de trabajo en pantalla, ayuda a reducir los síntomas de sequedad. Estos descansos permiten que los ojos se relajen y que el parpadeo vuelva a la normalidad.
Condiciones ambientales desfavorables, como baja humedad, altas temperaturas, corrientes de aire y humo del tabaco, pueden perjudicar la salud ocular. Evitar estos factores y, si es necesario, utilizar lágrimas artificiales en versión monodosis puede contrarrestar los efectos negativos del entorno.
La hidratación adecuada es esencial. Optar por lágrimas artificiales en versión monodosis, que carecen de conservantes y no dañan los tejidos oculares, es preferible a los sueros salinos. Estos últimos, al carecer de grasa y proteínas, pueden desestabilizar la película lagrimal.
Enfrentando el ojo seco con estrategias adecuadas
Manifestar síntomas de sequedad ocular es común en la era digital, pero enfrentarlos con las estrategias adecuadas mejora la calidad de vida. Con cambios en la disposición de las pantallas, descansos regulares y medidas preventivas, podemos hacer que nuestra relación con las pantallas sea más amigable y cuidadosa con nuestra salud ocular.



