Cambia tus horarios de comida para una salud cardiovascular duradera

Frente a un mundo en el que se estila un ritmo de vida es frenético, la hora a la que elegimos comer podría tener un impacto crucial en nuestra salud cardiovascular. Investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) han revelado hallazgos significativos que podrían cambiar la forma en que abordamos nuestras rutinas alimenticias diarias.

La influencia del horario para comer en las enfermedades cardiovasculares

Este estudio, basado en la cohorte NutriNet-Santé que siguió a más de 100,000 personas entre 2009 y 2022, arrojó resultados sorprendentes. Comer tarde la primera o la última comida se asoció con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, un ayuno nocturno prolongado se relaciona con un menor riesgo de enfermedades cerebrovasculares como el ictus.

Estas conclusiones, publicadas en Nature Communications, subrayan la importancia del horario y el ritmo de las comidas diarias para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Un dato alarmante respalda la urgencia de abordar este problema: las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo, con 18.6 millones de muertes anuales en 2019, y cerca de 7.9 millones atribuibles a la dieta.

El Papel de la crononutrición en la salud cardiovascular

La crononutrición, un campo emergente, explora la relación entre el momento de la ingesta de alimentos, los ritmos circadianos y la salud. Más allá de la luz, los patrones de alimentación y ayuno sincronizan los relojes circadianos de los órganos del cuerpo, influyendo en funciones cardiometabólicas. Así, realizar la primera comida más tarde en el día se asocia a un aumento del 6 % en el riesgo de enfermedad cardiovascular por cada hora de retraso.

Para respaldar sus hallazgos, los científicos utilizaron datos de más de 100,000 participantes, teniendo en cuenta diversos factores de confusión como edad, sexo, calidad nutricional de la dieta y estilo de vida. Los resultados son claros: la hora en que comemos tiene un impacto directo en nuestro riesgo cardiovascular.

El riesgo asociado a comer tarde y ayunar menos

Cenar tarde, después de las 9 de la noche, se asocia a un aumento del 28% en el riesgo de enfermedades cerebrovasculares, especialmente el ictus. Este riesgo es más pronunciado en las mujeres. Por otro lado, una mayor duración del ayuno nocturno, el tiempo entre la última comida del día y la primera del día siguiente, se asocia a un menor riesgo de enfermedad cerebrovascular.

Estos resultados plantean la necesidad de reconsiderar nuestros hábitos alimentarios en el contexto de la prevención de enfermedades cardiovasculares. Adoptar la práctica de comer la primera y última comida más temprano, junto con un periodo más extenso de ayuno nocturno, podría ser una medida eficaz.

Conclusiones preliminares y acciones recomendadas

Es crucial destacar que estos resultados deben ser reproducidos en otras cohortes y mediante diferentes diseños de estudio para confirmar su validez. Aunque los hallazgos son prometedores, se necesita más investigación para comprender completamente el papel del horario de las comidas en la salud cardiovascular.

El estudio NutriNet-Santé, coordinado por el Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional, es un pilar fundamental en esta investigación. Con más de 175,000 participantes comprometidos desde 2009, este estudio ha generado más de 270 publicaciones científicas internacionales. Aún hay una convocatoria abierta para nuevos participantes en Francia, permitiendo avanzar en la comprensión de la relación entre nutrición y salud.

Resumiéndola en palabras sencillas, esta investigación sugiere que cambiar nuestros hábitos alimentarios podría ser una estrategia eficaz para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Comer temprano y respetar un periodo de ayuno nocturno más extenso podría marcar la diferencia en la salud de nuestro corazón.

Como siempre, se necesitan más estudios para confirmar y ampliar estos hallazgos. Sin embargo, los datos actuales son lo suficientemente convincentes como para considerar ajustes en nuestras rutinas diarias. Adoptar cambios en la hora de las comidas podría ser una medida preventiva valiosa y accesible para muchos.

Redacción Ruspost
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