En octubre de 2022, la Tierra fue testigo de un fenómeno cósmico extraordinario: una explosión de rayos gamma, conocida como GRB 221009A, proveniente de una galaxia situada a casi 2.000 millones de años luz de distancia. Esta explosión, la más brillante jamás registrada, desencadenó una serie de eventos que desafiaron las expectativas de los científicos.
El Laboratorio Internacional de Astrofísica de Rayos Gamma (Integral) de la ESA detectó la explosión a las 09:21 h (horario de verano de Chile) del 9 de octubre de 2022. El equipo liderado por Mirko Piersanti de la Universidad de L’Aquila describió este evento como «probablemente la explosión de rayos gamma más brillante jamás detectada».
Pietro Ubertini, coautor del estudio, señaló la magnitud del evento al afirmar que «llevamos midiendo estallidos de rayos gamma desde la década de 1960, y este es el más potente jamás medido». Estadísticamente, eventos tan poderosos como GRB 221009A solo llegan a la Tierra una vez cada 10.000 años.
Impacto en la ionosfera terrestre
Durante los 800 segundos que duró la explosión, la energía liberada fue suficiente para activar detectores de rayos en la India. Además, instrumentos en Alemania registraron perturbaciones en la ionosfera de la Tierra durante varias horas. Este hecho llevó al equipo a explorar los posibles efectos de la explosión en la capa atmosférica superior de nuestro planeta.
El Satélite Sismo-Electromagnético de China (CSES), también conocido como Zhangheng, lanzado en 2018, juega un papel clave en este descubrimiento. Mirko Piersanti, parte del equipo científico del CSES, explicó: «Habíamos buscado este efecto en otros GRB anteriormente, pero no habíamos visto nada».
Contrariamente a las expectativas anteriores, los científicos observaron una intensa perturbación en la ionosfera superior. Esta vez, el efecto fue claro y fuerte, manifestándose como una variación significativa del campo eléctrico. Erik Kuulkers, científico del proyecto de la ESA, destacó la sorpresa al afirmar: «Es asombroso. Podemos ver cosas que ocurren en el espacio profundo pero que también afectan a la Tierra».
¿Supernovas en nuestra Vía Láctea?
Este descubrimiento plantea preguntas intrigantes sobre las posibles consecuencias de una explosión de rayos gamma en nuestra propia galaxia. Mirko Piersanti subrayó: «Ha habido un gran debate sobre las posibles consecuencias de un estallido de rayos gamma en nuestra propia galaxia».
En el peor de los casos, la explosión podría no solo afectar la ionosfera, sino también dañar la capa de ozono. Este escenario abriría la posibilidad de que la radiación ultravioleta del Sol alcanzara la superficie terrestre, lo que ha sido especulado como una causa de extinciones masivas en la historia de la Tierra.
Con el conocimiento de los efectos observados en GRB 221009A, los científicos están analizando datos recogidos por el CSES y correlacionándolos con otras explosiones de rayos gamma observadas por Integral. Aunque solo pueden retroceder hasta 2018, ya se ha planeado una misión de seguimiento, asegurando la continuidad de esta fascinante ventana a la interacción entre la Tierra y el universo.
Vía: Sinc



